Héroes

jueves, 19 de julio de 2012

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Siempre hubo un ruido extraño
en el ritmo de sus pasos,
una verdad no dicha

pero aún así,
duele cuando un héroe
es devorado por la realidad. 

No estamos solos

martes, 22 de mayo de 2012

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Estamos solos en nuestras casas. Sabemos que algo no funciona bien allá afuera. De hecho, sabemos que nada funciona.

Nos toco ser de aquellos que se concientizaron acerca de la realidad que vivimos, donde las personas nunca son protagonistas, cediéndole todo papel principal al lucro.

Al sistema de salud no le importa la salud, sino la ganancia que se pueda extraer de la salud. Jamás pensará en curar a alguien, sino en emparcharlo para que, al salírsele el parche, deba volver. Porque si no vuelve, no hay nueva ganancia.

Al sistema de educación no le importa educar, sino crear piezas de la máquina maestra que es nuestra sociedad. Se esmera en adiestrarnos para que les seamos útiles, y nos evalúa para convencerse de que hemos adquirido sus conocimientos, que jamás se verán reflejados en nuestro mundo interior: a duras penas será la prueba de que podremos seguir administrando el óptimo funcionamiento de algo tan inhumano como es este sistema.

Al sistema de basura no le importa la basura, sino el que las cosas parezcan limpias, enterrando los residuos debajo de aquellos cuya opinión nada importa.

Estamos solos en nuestras casas, sintiendo estas cosas en carne propia, viendo que definitivamente algo está quebrado. Pero creemos estar solos en esto. Seguimos mientras tanto con nuestras carreras, educándonos para este sistema, o trabajando para él. Seguimos construyéndonos desde allí. Quisiéramos irnos, quisiéramos saltar al vacío, pero las voces de nuestros educadores siempre resuenan en nuestras cabezas reteniéndonos en nuestros moldes.

Y es la sensación de estar solos en esto lo que más nos atemoriza. Pero vengo a contarles que esto no es así. Vengo a contarles que esta soledad no es más que lo que quieren que sintamos. Sí, hoy seremos minoría aún, los que despertamos a las fallas del sistema. Menos aún somos los que tenemos todavía fuerza para luchar. Pero, hermanos y hermanas, NO ESTAMOS SOLOS.

Tenemos que agruparnos. Sé que hay muchos que se unirían a nosotros si supieran esto: que hay gente que está proponiendo nuevas alternativas, que hay gente que está cansada de sus encasillamientos y quiere alejarse de esta basura y saltar. Saltar, con los ojos cerrados. No sabemos a donde vamos a caer pero, partiendo de algo malo, ¿qué importa?

Tenemos que agruparnos, tenemos que llevar un estandarte, el estandarte de nuestras diferencias por ser individuos, diferencias que hermosamente se complementarían en torno a nuestra similitud: el querer caminar hacia un mundo mejor. Y no importa siquiera entender de manera diferente “un mundo mejor”. Pues, en algún sentido, todos los que criticamos este sistema lo relacionamos con un mundo con paz, sin violencia, con igualdad material, sin pobreza, con posibilidad de crecimiento espiritual, sin vacío.

Quiero que nos unamos, hermanos, crear puentes. Quiero que nos animemos a superar nuestros propios miedos, que no son más que un reflejo de sentirnos solos en esto, y que saltemos todos juntos de la mano al abismo. Porque, del otro lado del abismo del sistema, se encuentra lo que buscamos.
Sé que asusta. Sé que hay algo que prefiere que nos quedemos en nuestros espacios de comodidad donde, a pesar de entender los problemas, seguimos con la panza llena (de basura) y el corazón contento (engañado). Pero el querer quedarnos ahí se debe a nuestra irreal soledad. ¡Si todos juntos nos unimos, ya nada podrá impedir nuestro salto! ¡Seremos la fuerza positiva que crezca ahuyentando el mal! ¡Seremos la expansión de la conciencia!

Sólo necesitamos animarnos. ¿Qué esperamos?  

Plenitud

martes, 25 de octubre de 2011

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 Ya estamos grandes como sociedad como para seguir creyendo en dioses, ya maduramos lo suficiente como para darnos cuenta que la única superación es la que se puede hacer de uno mismo! Y para darnos cuenta que la vida en la tierra es lo único de lo que estamos seguros, pero además es hermosa, es PLENA. ¡No necesitamos un más allá ficticio que martirice nuestra existencia en la tierra! ¡No necesitamos una "vida después de la muerte", pues la vida antes de ella puede ser perfecta si estamos dispuestos a vivirla, a bailar, a cantar! La creación de un paraíso sólo hace sentirnos incompletos en vida. Eso me parece terrible y temible. Creo que sos vos el que está ignorando nuestra belleza. Y esa belleza, esa plenitud, está, debo coincidir con Hegel, en la captación de lo presente y lo real.

Salud!

Cambio en la vida cotidiana

viernes, 23 de septiembre de 2011

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John Holloway ha traído ante mí una interesante propuesta, un desafío. Este politólogo irlandés propone en sus libros Cambiar el mundo sin tomar el poder y Agrietar el capitalismo una nueva forma de afrontar la crueldad de este sistema que me gustaría compartir con ustedes.

El camino que él propone para acercarnos al fin de la filosofía mercantil y egoísta es vivir fuera de su lógica. “Crear dentro de esta sociedad que rechazamos, espacios o momentos o áreas de actividad donde seguimos otra lógica; donde decimos: no aceptamos la lógica del capitalismo. Aquí vamos a hacer las cosas de otra forma. Aquí vamos a construir otro tipo de relaciones sociales.” No mantener relaciones sociales guiadas por el dinero parece ser un ingrediente clave en la receta para abocarnos a una sociedad más justa. Dar un paso al costado y mirar el mundo que se nos presentó: ver, sin miedo pero temerosos, todos los iguales que están viviendo hoy en día en situaciones deplorables, insoportables. No sentir, entonces, impotencia. El cambio de sistema debe comenzar con un cambio en la gente. Primero quizás un cambio en la consciencia de la gente y en su vida cotidiana. Poder acercarnos a ellos, ver que las relaciones van más allá del nivel económico (¡eliminar el término socioeconómico!) Comenzar a guiar nuestra vida también en pos de eso.

Para comenzar con la revolución hay que verse primero a uno mismo. No podemos pretender ningún tipo de cambio, si día a día estamos inmersos en una lógica capitalista. ¿Que no tiene salida? ¿Que es imposible estar afuera? ¡Mentiras que nos quieren imponer! Las contradicciones siempre van a aparecer, puesto que a pesar de criticarlo, estamos también adentro del sistema. Pero eso no quita que podamos escaparle en varias cosas. Como ejemplos puedo nombrar cualquier actividad de voluntariado, donde se está dispuesto a dedicar tiempo (¿El tiempo es oro? Grave error) a ayudar al otro, sin esperar recibir ningún tipo de remuneración a cambio. El simple placer de ver su sonrisa tras un arduo día de trabajo, de ver que algo puede mejorar. Podemos destacar también los distintos grupos de “trueque” que se dan en el mundo. En Argentina puedo nombrar la gratiferia, donde cada uno lleva lo que desea y se lleva lo que desea, o por ejemplo un grupo de Facebook al cual los invito a unirse llamado Alguien tiene??....Yo tengo!!, donde cada uno puede pedir y ofrecer lo que se precise.  Los centros culturales ofrecen arte gratuita a todo el que esté interesado (¡No dejemos que sean cerrados, luchemos por su supervivencia!)

Es decir que existe un mundo por fuera de la lógica del capitalismo. Es cuestión de abrir los ojos, no dejarnos cegar por las garras de la ambición desmedida. Pues “la vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales a su vez crean la posibilidad de la reproducción social” (Agnes Heller, Sociología de la vida cotidiana). Y la reproducción individual del hombre se da cuando cumple su rol en la sociedad. Es decir que, a través de un cambio en la vida cotidiana de cada uno, puede darse un cambio en todo lo demás.

Volviendo a las contradicciones, posiblemente suene extraño que yo transmita esto a través de un blog, fiel herramienta del mercado. Sin embargo, ¡debemos usar sus propias armas! Si tenemos a nuestra disposición este tipo de medios que nos dan la posibilidad de expresarnos en libertad, ¿cuál es el problema?

 Un marxista más de extremo posiblemente reproche esta visión. Podrá decir que es demasiado moderada, que no es lo suficientemente combativa. Sin embargo, fue el mismo Marx quien afirmó en Grundrisse que los cambios que se dan en los modos de producción se expresan casi siempre dentro de la vida cotidiana en primer lugar. Es decir, que primero cambian las relaciones del particular para luego cambiar las relaciones sociales en su totalidad.

Entonces, lo primero que hay que aprender a hacer es mirarse a uno mismo: ¿qué hago yo para no contribuir al sistema? ¿Estoy estableciendo relaciones fuera de la filosofía mercantil? ¿Ofrezco algo que no pretenda ser remunerado económicamente, doy algo?

Con eso los dejo, ¡hasta la próxima!

Culpable

lunes, 19 de septiembre de 2011

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El barro se hace presente en este engranaje. Es quien da cuerda y quien come los desechos.

La tristeza culpa al tiempo. Es la terrible sentencia de nuestra sociedad: ser productivo, ser dinámico, ser.

La señora se sienta y respira, aclarando que no es que está haciendo nada, sino que está pensando.

¿Y qué es pensar? Pensar no es hacer. No es ni un paso previo. Pensar es una excusa para respirar.  

Y yo, que comprendo que el mero estar debería ser el objetivo y no el castigo, que comprendo que disfrutar es parte del eje de toda vida, que comprendo que el dar sin pedir nada a cambio es el ave fénix de nuestros días, me deprimo ante mi “inactividad”. ¿Comprenderé algo?

Si la cuerda que produce se rompiera y el reloj acompañase a los latidos, ¡tan felices habríamos de ser! Otra vez enfrentados a las leyes de la naturaleza.

La tristeza culpa al tiempo. Yo culpo, inocente, a la sociedad. Pero, ¿nos hacemos cargo alguna vez de nuestras culpas?